La línea de juguetes «ZombiSaurios» estuvo a punto, pero a puntito, de ser un éxito. Menuda campaña de marketing que traía consigo. ¿Quién no se acuerda del pegadizo «jingle» con el que inundaron televisión y radio durante meses?
«Zombi, Zombi, Zombi. Saurio, Saurio, Saurio. Zombi, Zombi. Saurio, Saurio. No te quedes sin tu ZombiSaurio».
Sí, hombre, os tenéis que acordar, seguro. Pues nada que no dieron la murga. Pero ni por ésas, no había forma de que a los niños les entrara en la cabeza que aquello podía ser un juguete divertidísimo. Con partes móviles y desprendibles. Y sonidos reales.
Pero no. Ahí quedaron. Cientos de miles de cajas sin abrir, apiladas en un almacen, pillando polvo.
Bueno, a lo mejor es que no era el momento propicio. Claro, con esas experiencias post-traumáticas de ver cómo un ZombiSaurio se merienda a tu familia, al perro y hasta al vecino de enfrente, igual es que no estaba el horno para bollos.
No, seguro que era por el precio, que a los asesores se les fue la pinza y pecaron de exceso de optimismo. Sí, claro, seguro que fue eso.
ZombiSaurios! Un cromo cada sábado, y una tira cada jueves. Y, muy pronto, o así, empezamos con las tiras de la segunda temporada. Ya veréis como sí.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...