Se nos fue el maestro IBÁÑEZ

Me pilla en un día en el que estoy fuera, disfrutando de 24 horas de descanso, la noticia de que Francisco Ibáñez, autor de Mortadelo y Filemón, Rompetechos, Chicha, Tato y Clodoveo (mis preferidos), ha fallecido a los 87 años.

Ibáñez cruzándose en mi vida.

Me invaden un montón de recuerdos. Los primeros dibujos que hacía eran o Epi y Blas, o Mortadelo y Filemón.

Imagen  de la publicación: Este era el aspecto...

Este era el aspecto de los álbumes de Mortadelo y Filemón a finales de los 70.

También recuerdo cuando aprendí nítidamente a leer, con un tebeo de Mortadelo, creo que era La Caja de Diez Cerrojos/ Safari callejero, que estaban en un solo álbum.

Años después, mis primeras creaciones originales de cómic eran Agente 005 y (no recuerdo el nombre del ayudante), una fusión de Anacleto y Mortadelo. Mi estilo de dibujo en esos primeros años era Ibáñezesco total, aunque enseguida entró como influencia fuerte Jan con Superlópez.

El momento más especial sucedió en 1994. Era el Salò del Cómic, y mis padres me habían llevado por primera vez a Barcelona a verlo. Allí conocí la escuela Joso, y enseñé mis cómics. Entre ellos un ejemplar de la revista Super Mortadelo donde me habían publicado una página del Capitán Lasaña.

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La revista Super Mortadelo, donde publicaron aquella página mía que Ibáñez firmaría.

Estábamos en un restaurante cuando reconocí a Ibáñez. Mi madre me insistió en que fuera a saludarle, a mí me imponía tanto que no era capaz de dar un paso

Al final lo conseguí, y pidiendo mil disculpas me acerqué a la mesa y me atendió maravillosamente. Me preguntó si había venido al Salò, y le dije que sí y que quería ser dibujante como él. 

Le enseñé la página que me habían publicado en la revista, y dió un brinco y empezó a decir «Pero bueno, este chaval es un fiera, menudo fenómeno!» Me puse rojísimo de la vergüenza y el ejemplar pasó de mano en mano por la mesa de, supongo, la gente de Ediciones B. Al final, cogió la revista, y me dedicó mi propia página firmando: «Para el maestro Iván, de su alumno F. Ibáñez«.

No sé si dormí en varias semanas.

Actualmente creo que no conservo aquella página firmada, aunque recuerdo que la enmarcamos pero he sufrido unas cuantas mudanzas, y algunas cosas se han perdido. Pero no importa. Conservo el recuerdo de la experiencia vivida, y eso no lo iguala un autógrafo.

Pocos años después, conocí a Jordi Coll, Cañí, Ricardo Peregrina, Jali, Francis Portela, Félix Sánchez… Miembros del fanzine AMANÍACO. Una pandilla que por generación eran deudores de Bruguera y el estilo de Ibáñez, así que puede decirse que también una vez más el maestro me influyó, en esta ocasión para comenzar a encontrar mi camino profesional.

Mis álbumes favoritos

Creo que voy a ser algo discordante con muchos amigos ya que mis historias preferidas de Ibáñez no son las más habituales.

Imagen  de la publicación: Testigo de Cargo en...

Testigo de Cargo en su edición original en Olé.

Testigo de Cargo (1984). Ya me había fascinado algo del cómic americano y, aunque no conocía el término exacto, ya me había cautivado el crossover entre dos personajes. Aquella historia, además muy muy bien escrita, en la que Mortadelo y Filemón debían proteger al Botones Sacarino, era una especie de gran película (además tenía el título de un clásico del cine que yo ya conocía), un hito nunca antes visto en Bruguera para mí. Pienso que en muchos aspectos, los últimos 70 y primeros 80 son la mejor época de Ibáñez escribiendo, y al final me importa más la historia que el dibujo (que también está impresionante gracias a la incorporación en algunos momentos de otros colaboradores, como Cassanyes).

Imagen  de la publicación: Rompetechos (2003)

Rompetechos (2003)

Rompetechos (2000s). Se desconoce lo inspirado y salvaje que estuvo Ibáñez en los 2000, cuando en esa nueva Top Cómics se le permitió recuperar a su personaje preferido, Rompetechos.unas tiras irreverentes en las que el clero y el PP eran castigados con miles de golpes y desgarros anales, sin por ello hacer un sólo chiste político. Esas historias están recopiladas en un Magos del Humor.

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Revista Guay #1 (1986)

Chicha, Tato y Clodoveo (1986). Ibáñez se quedó sin sus personajes (otro día entramos en ese tema más a fondo), y se vió obligado a crear unos nuevos. Cualquiera lo diría pero creativamente consiguió remozar viejas ideas y combinarlas en un nuevo título, en la revista Guay!, con tres jóvenes modernos en busca de empleo. El primer álbum es probablemente uno de los mejores que tiene Ibáñez en toda su historia.

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